El propósito de este escrito no tiene que ver con hacer una crítica a una propuesta determinada, tampoco es una suerte de reclamo acerca de cómo orientar la vida o acometer contra un negocio extendido de manera global aunque, ahora que lo pienso, sí está implícita e intentaré dar cuenta de algunas estrategias que se inoculan y nos contagian en el marco de un sistema que nos mantiene en permanente estado-autómata, y que nos hace parte una vez más del espectáculo y el consumo que protagonizamos a diario.
Reducción del volumen, treinta libros o la búsqueda del sentido perdido.
