ADOBE

Foto: Palomar Palentino, Colegio Oficial de Arquitectos de León

CÓMO HACER ADOBE/PERMACULTURA

Según este tutorial de internet el adobe se hace con una parte de tierra arcillosa (muy importante que sea arcillosa) una parte de arena, una cantidad indefinida de paja, a modo de aditivo, y agua.

El hombre que explica esta elaboración dice que él prefiere realizar la mezcla en seco para poder quitar impurezas y piedras. Así lo vemos en la pantalla: un valde negro a modo de recipiente en el que aparecen ya mezcladas las partes de tierra y arena, y una cantidad indefinida de paja. A él ―dice― le gusta que la cantidad de paja sea suficiente como para que, una vez mojada la mezcla, al abrirla con las manos, se vean las fibras. Esto le dará más consistencia al ladrillo una vez seco.

No vemos como lo mezcla todo, sino que vemos la mezcla final en el mismo valde negro. Coge la masa con las manos, tan espesa y pegajosa que no cae. «Si cogemos un pegote ―a mi criterio― y no se cae de la mano, esta perfecta la masa». La abre y efectivamente aparecen las fibras de la paja, más dúctiles, más mansas que de secas. Esta en su punto. Acerca un molde, un rectángulo sencillo hecho con cuatro maderas de sección cuadrada. Pienso: eso es muy estrecho como para hacer un molde. A continuación, el hombre de la permacultura reconoce que es un molde muy estrecho pero que sirve como ejemplo. Lo coloca sobre una chapa de madera para poder transportarlo. Es importante que en los primeros días no le dé el sol ni el viento, de lo contrario se cuarteará y no servirá para nada.

Hecha la masa con las manos, con el puño y la mano toda llena de material y deposita una pequeña parte en comparación sobre el molde. Lo extiende. Repite la operación hasta rellenar el hueco.

En la siguiente escena el ladrillo ya esta desmoldado y algo más seco. Hay que esperar un día ―explica― para poder desmoldarlo y lavarlo sin problema. El adobe ya tiene consistencia. Hay que esperar entre 5 y 10 días para que sequen completamente en las mismas condiciones: sin sol y sin viento.

 

ELABORACIÓN DE ADOBES. BURBÁGUENA

En la imagen aparece un hombre con un sombrero de paja y acento aragonés. De un montón de tierra ya dispuesta, preparada supongo, para la elaboración del adobe; y con la ayuda de un pico, coge algo de tierra que dispone en el suelo. Sobre ella echa algo de paja con las manos, como quien echa de comer a un animal. A principios de los 60 ―dice― se construyó la ultima tapia de adobe. Encima de la tierra y de la paja echa otra tierra más clara: arcilla. Y después mas paja desmenuzada y mas arcilla; y por último otra capa de tierra. Tierra, arcilla, paja y agua: 30%de grava, 30% de arena y limo, y el 40% de arcilla. Estas son las proporciones aproximadas. La paja la pongo un poco a mi gusto ―dice―. Vemos cómo va mezclándolo todo con una azada, que ya es una bola informe de mezcla, haciendo un hoyo en el centro donde echa dos valdes de agua. Descalzo, se mete en el volcán y va trayendo para sí la mezcla. «Lo voy pisando y hago el barro». La imagen se corta, cambia y aparece todo ya mezclado y el hombre de pie en el centro de la masa. «Antes sabíamos hacer de todo». Lo pisa bien todo.

Como nunca he tenido que hacer mil adobes en un día pienso, qué placer meter los pies en ese barro en un día de calor como el del video.

Coge la pala y con una cantidad en la punta se dirige al molde, dispuesto en el suelo directamente sobre la tierra seca. Lo echa, lo asienta sin apretar y retira el sobrante que deja a un lado. Sus movimientos dejan ver que sabe muy bien lo que hace. Lo adecenta con una paleta y desmolda. Se le ve, después, en un pequeño reguero limpiando el molde, la tierra vuelve a su lugar sin peligros. Vuelve a repetir la operación. Del anterior video aprendí que el molde debe de estar húmedo para poder desmoldar y es lo que hace este hombre.

Aparecen todos los adobes al sol, no dice nada del cuarteamiento. Tres días al sol: dos de plano y uno de canto para recoger el adobe. En la siguiente escena, aparece este hombre volteándolos de plano a canto, uno tras otro, agachado recorriendo la hilera. Una escena preciosa, (vuelvo a pensar en que nunca he hecho esto) cada vez que levanta un adobe, junto a él se viene un poco de tierra del mismo suelo que retira suavemente con una paleta. Lo sobrante salta. Otra vez la tierra vuelve a la tierra. Todo es polvo aquí. El adobe con el metal ya resuena a ladrillo, es otra cosa.

Pienso en que el agua, normalmente tan escasa en estos lugares, es el que posibilita el adobe, e inmediatamente después es su mayor enemigo. Recuerdo el derrumbe de algunas casas, sobre todo cuadras, en el pueblo de mi padre. En épocas más lluviosas de lo normal, o debido a que la calzada del pueblo se reformaba y sobrepasaba el nivel de la planta baja, teniendo que descender algo para entrar en ella; era motivo para que el agua pudiera ser un riesgo.

El hombre apareja a soga unos cuantos ladrillos de adobe y utilizando unos cuantos troncos de madera explica cómo levantaban una casa.

 

ADOBE SISMO RESISTENTE PARTE 2 DE 2

Por último, veo un fragmento de un video de elaboración de adobes en Latinoamérica, probablemente de Colombia donde los fabrican para resistir a terremotos. Me quedo con la parte donde explican la prueba de plasticidad de la mezcla para la elaboración del adobe. La más usada ―dice― es la de la cinta o densidad: «consiste en hacer un cigarro de un centímetro de ancho por unos quince centímetros de largo, con una masa de tierra con poca agua y se observa a qué largo se quiebra. Así, [sobre un plano] si el cigarro se quiebra de la punta a una distancia de menos de cinco centímetros, hay que agregarle barro. Si se quiebra a mas de quince centímetros, hay que agregarle arena. Y si se quiebra entre los cinco y quince centímetros, la tierra es buena para elaborar adobes».

La combinación óptima de arena y barro es la mejor manera de elaborar adobe ya que son materiales que actúan como estabilizadores entre sí. Es decir, juntos, las partículas de la tierra permanecen más unidas, se impermeabiliza el ladrillo y se le protege de la dilatación o contracción.

 

EL ADOBE EN EL ORIENTE LEONÉS

No recuerdo ver en la casa de la abuela ninguna adobera, a diferencia de otros muchos telares para las labores del campo que siempre estaban a la vista. Pero me consta que el abuelo sabía hacerlos, pues ayudó en la construcción de algunas casas del pueblo. Ahora me hubiera gustado preguntarle cómo los hacían: la composición, el método, los usos, los tamaños etc. Yo sé, por verlos en las paredes deslucidas, que había muchos tamaños de adobe desde un tamaño parecido al de un ladrillo perforado común, hasta verdaderos bloques del tamaño de un sillar pequeño. A pesar del tamaño, me sorprendían sus proporciones que, en general, se parecían más a las de un ladrillo macizo, más plano, que a las de un ladrillo moderno o un sillar.

No puedo decir mucho más sobre ello. Cuando los veía emerger de las paredes deslucidas aparecían aparejados a soga con mortero de barro. Pasado un tiempo, varias décadas, que es lo que había pasado cuando yo los veía en las paredes, los adobes se iban redondeando, se les iba comiendo el viento y el agua, sobre todo en los muros con orientación norte, en las esquinas y en las cornisas; y les afloraban esas pajas como raíces quemadas por el barro, secas; y alguna piedra de canto rodado que es lo que hay por allá. Para evitar esto se les cubría de cal, sobre todo en el caso de las viviendas, o se les lucía con la misma mezcla, sobre todo en cuadras, horneras, casetas etc.

A falta de abuelo me dirijo a mi padre que es ya la única persona próxima que puede saber algo:

«Se hacían con el barro colorado que se cogían en las barreras que llamaban. Era todo barro seco que se cavaba y se ponía en el suelo como si se fuera a hacer una masa de cemento. Si había alguna piedra grande se quitaba, pero lo demás valía… Cuando estaba hecho el montón de barro picado se le echaba paja de la trilla y se envolvía en seco. Luego, una vez se mojaba se envolvía todo con la azada y se le iba echando agua hasta hacer una pasta en condiciones y se echaba en la adobera que tenía varios tamaños según si se quería hacer adobe para un muro exterior o para un tabique. Nome acuerdo las medidas que tenían cada uno. La adobera son cuatro tablas. Hacías el adobe como tu quisieras. Se echaba la pasta con la pala y se asentaba bien, cuando se acababa, se tiraba hacia arriba de la adobera y eso quedaba ahí, ya no se desarmaba. Los adobes se hacen con paja porque si se hacen con tierra sola al secarse se abren. La paja que se utilizaba era la del trillo, pero ahí había de todo… no era solo paja, si eran cardos muy grandes se quitaba, pero si no, iba de todo en la paja. Del trillado se utilizaba todo.

Los adobes se hacían en las barreras, allá donde el castañal del pueblo, por donde las eras de abajo, aquellas de allá, por detrás había sitios donde había barro. Allí mismo se hacían los adobes, y luego se traían con el carro como si fueran ladrillos y se apilaban. Si se hacía en tiempo de verano, no se… igual tardaban cuatro días… ocho días… después de que estaban secos por un lado se les daba la vuelta totalmente o se les dejaba de canto. En las barreras había un reguero por allí cerca, y a calderos se iba trayendo el agua para hacer la pasta. Cada día se hacían unos pocos. El abuelo también hacía adobes, la casa de Santa Olaja la hizo él. Cuando venía de trabajar de la mina hacia adobes.

Para construir se hacía como con los ladrillos, se echaba masa de lo mismo que los adobes y se iban colocando. Los muros por la base eran de piedra, allí de cantos rodados, de los que hay por allí. La altura, depende. Hay quien hacia el primer piso de piedra y luego ya adobe; y hay quien hacia un metro o dos, o lo que les pareciera. Adobe desde el suelo no se hacía porque con la humedad se van desarmando. Desde el suelo no se hace. Como la piedra es de canto rodado y son piedras que no casan unas con otras, abajo, en los cimientos, se echaban con cal y arena, Pero luego hacia arriba ya todo con adobes para ahorrar la cal que era muy cara. Las casas viejas son todas de adobe por fuera y por dentro. Cuando se acababa el muro se le revocaba con la misma pasta que el adobe para dejarla lisa, y si eran casas un poco bien, se les daba de cal. La cal viva la traían, no sé de dónde, y venían como en piedras. Se les echaba agua y eso empezaba a sacar humo, hervía hasta que se deshacía y lo que quedaba se envolvía con arena y se daba. Eso quedaba duro cuando se secaba.

Allí en el pueblo los hacían casi todos, cada familia se hacía sus adobes, últimamente ya no. Ya no me acuerdo de los últimos que hicieron adobes… yo no hice nunca pero sí vi hacer. Había de muchos tamaños, pero no podían ser muy grandes porque luego había que subirlos hasta arriba de la construcción y ya pesaban… Mucha gente cuando podía iba sustituyendo el adobe por ladrillo, sobre todo en fachadas que tenían mucha humedad, o en el interior de las casas. El abuelo, por ejemplo, en la fachada de atrás, cuando puedo, fue retirando los adobes de la planta baja y sustituyéndolos por ladrillo. Apeaba la primera planta con maderos, retiraba el adobe y rehacía el muro con ladrillo.

El ladrillo macizo también había, pero esos se colocaban con cal y arena, no se utilizaban mucho, solo los que podían. A veces se combinaban con el adobe. Muchas casas tienen los marcos de las ventanas y las esquinas de abajo a arriba, perfiladas de ladrillo macizo. Así era la escuela del pueblo, ya te acordarás. Y las iglesias, por ejemplo, son todas de piedra de canto hasta arriba unidas con cal y arena. Y las esquinas y ventanas, de sillares, que esto lo traerían de otro sitio porque esta piedra por allí no hay.

El adobe ya no se hace en ninguna parte, aunque guarda más la temperatura de la casa tanto en verano como en invierno. El ladrillo es más frio. Lo que pasa es que el ladrillo era mucho mejor, más resistente, más rápido y más limpio.

Palomar de adobe

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