Especulaciones del cable submarino. Pablo Martínez Garrido.

Fuente: Getxophoto

Con el lema ¡A la calle!, la edición de este culturalmente aciago 2020 del festival Getxophoto se ha presentado como un grito de júbilo, pues la incertidumbre que ha predominado en el panorama artístico durante la cuarentena, alimentada con decenas de noticias sobre cancelaciones, ceses y parones, ha dejado poco lugar a las expectativas. Afortunadamente el equipo de Getxophoto pudo continuar trabajando para presentar su programa a finales de este verano coincidiendo con un contexto de apertura de la cuarentena. El grito ¡A la calle! ha sido una llamada de atención para salir de casa tras largas semanas de confinamiento, para recordarnos que también habitamos el exterior que hasta hace muy poco reivindicábamos.

Pero lo que más sorprende del uso de este lema, que por naturaleza alude a lo espacial y a lo político, es que representa un trabajo comisarial especialmente enfocado en lo visual (naturalmente, Getxophoto es un festival de Imagen). La edición de este año ha sabido analizar la experiencia de las consecuencias del Covid desde un punto de vista muy orientado al imaginario y al sistema de representación, haciendo uso de la comprensión teórica del mirar como acción: la mirada es activa, que no pasiva. En esa intención de ocupar la calle y desocupar la casa ha mediado lo visible y lo invisible, como si «ver y no ver» fuera «ocupar y no ocupar», «salir y no salir».

En realidad todos los trabajos seleccionados de este año proponen un relato mucho más abierto. Pero personalmente estoy interesado en aquellas piezas que han sido fáciles de comprender tras vivir la experiencia de visualizar/ocupar el mundo a través de la pantalla del ordenador propiciada por la cuarentena. En este caso hablaré de la experiencia con Mario Santamaría, alguien cuyo trabajo he seguido de cerca debido a mi investigación.

Si por lo general el imaginario de Internet, lejos de ser mejor comprendido, ha ido cerrándose en un aire de misticismo; siempre he visto los proyectos de Mario como actos de herejía que demuestran las debilidades y sesgos de las tecnologías de representación en redes, de los algoritmos o del propio medio de Internet. Siempre me ha gustado recomendar Trolling Google Art Project porque es un trabajo que cuestiona muy bien aquello de la ubicuidad de la representación, aquello por lo que se dice que Internet es capaz de mostrarnos cualquier lugar del mundo a través de la pantalla. De hecho el mero objetivo de Google Street View ha sido mapear el mundo al completo, algo que hasta cierta medida es cierto. Google Art Project vendría a ser una trasfusión hacia las capas más profundas, un Street View del interior de los museos.

Internet Tour fue la acción orquestada por Mario para el festival y algunos de nosotros ya esperábamos que se realizara en Bilbao después de haberse hecho en Barcelona, Zaragoza y Madrid. Este proyecto, que es uno de los más mediáticos por su presencia en festivales, ataca directamente contra la concepción de un Internet como nube. Como una especie de dogma religioso Internet es presentado como una red inalámbrica que conecta el resto del mundo y el tour está para demostrar que no es cierto, que se sostiene por una vasta red de infraestructuras enormes y caras influidas por relaciones geopolíticas. No obstante ninguna edición de estos recorridos ha llegado a visitar las profundidades de un centro de datos o una central telefónica. El tour se guía a través de un discurso especulativo que relata lo que sucede en el interior de los sitios, casi sin bajarse del autobús, un hecho que remarca en ese juego de mirar/ocupar la inaccesibilidad a estas infraestructuras.

Mario me invitó a partipar en el tour hablando en una parada a raíz de mi proyecto Iturnet Tour. Juntos escogimos la central telefónica de cobre de Galdakao por su estructura paradigmática, muy propia de las últimas décadas, sin apenas ventanas. Pero el punto fuerte del tour en Bilbao ha sido el cable submarino de fibra óptica que conecta Sopelana con el estado de Virginia, una de las infraestructuras principales de la península y de la cual dependen la economía del País Vasco y del estado español.

El Parque Tecnológico de Bizkaia es un lugar interesante. Su aspecto esmeradamente cuidado y rodeado de campas pretende representar un ideal de la empresa vasca como productora de tecnología puntera y ecológica. El recinto es perfectamente un monumento. El recorrido nos llevó allí para acercarnos a los dos puntos donde desemboca dicho cable. El edificio de Euskaltel, en primer lugar, recoge este cable en un edificio de arquitectura espectacular. Si entendemos el Parque como un grupo escultórico (por seguir con la iconografía del monumento), este edificio sería uno de sus elementos principales.

Por otro lado el otro edificio, que pertence a ATA, es mucho más interesante. Desde afuera presenta un aspecto especialmente insulso: un edificio revestido de ladrillo, con una sola planta y las ventanas necesarias que en absoluto llama la atención. Sin embargo al acercanos (y vaya si lo hicimos) es destacable la concentración de cámaras de vigilancia que brotan en las esquinas y que no dejan apenas un punto ciego. Pero lo más interesante son los grandes conductos que emergen de la tierra y que producen un zumbido grave. Estos tubos delatan una actividad intensa en el sótano de indescriptibles maquinarias que necesitan del trabajo continuado del caro sistema de ventilación. En nuestro paseo alrededor del edificio no encontramos resistencia alguna: ni vallas, ni vigilantes. Paradójicamente cualquier pista demasiado llamativa pondría a descubierto la importancia de proteger la infraestructura.

Ya en la playa de Sopelana nos situamos frente a aquellas lonjas frecuentadas por surfistas situadas junto a la arena. Estuvimos, como siempre, especulando acerca de la ubicación del cable. Muchos mencionaron las imágenes del tendido publicadas hace unos años tratando de adiv.inar el recorrido. Pero la verdad es que es absolutamente invisible, ni una sola pista, ni un solo tendido. El cable viaja varios kilómetros bajo tierra desde algún punto en el fondo del mar hasta los edificios que mencionamos antes sin dar un solo detalle. Imagina el desastre que supondría un ataque para la economía del país.

Deja un comentario