UNA SOLA GOLONDRINA NO HACE VERANO. Anna Mezz

En 1978, las empaquetadoras de tomate hicieron huelga para exigir el respeto a sus derechos laborales (Pikara Magazine)

Más allá de escribir un texto sobre los audiovisuales que abordan una perspectiva de género, me está saliendo un texto sobre apoyo mutuo y trabajo colectivo como autodefensa. Además de esto, veo como nexo común de estas películas, algo en como suenan. El sonido es importante y está muy presente. El sonido de los silencios, el sonido de la mar, el sonido de los tonos de las voces de las protagonistas, el sonido de los árboles, el sonido de las vacas, de lxs gatxs y lxs perrxs, el sonido de las máquinas, el sonido de las piedras, el sonido de la intimidad.

Las piezas sobre las que decidí escribir, con el supuesto denominador común de la perspectiva de género, tienen denominadores fuertes y vinculantes entre ellas, el sonido, el silencio y la lucha para abolir los patriarcados desde el acuerpamiento: apoyo mutuo físico y espiritual con las compañeras de resistencia.

Estamos inmersas en LAN 03, Festival Audiovisual Obrero en Bilbao, Euskal Herria. Iba a celebrarse en mayo, pero en este extraño año 2020 todo se mueve, oscila de forma diferente, rara. El trabajo de cineastas de todo el mundo ha llegado a nuestra insólita ciudad, porque es esta una ciudad otra, inusual y transformada, como todes nosotres.

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El cielo es nuestro techo. Carlos Cazurro | 2018

Las Mariscadoras de Cedeira narran en primera persona, la odisea de su lucha. Tuvieron que enfrentarse a todos los machirulos del pueblo, a la confradía de pescadores, a los furtivos; pasaron muchas noches en vela y mucho sufrimiento.

Soportaron violencia, angustia y desesperación en la defensa del reconocimiento de su labor, de sus derechos y de la sostenibilidad del territorio. Fueron la única cofradía de Galicia que respetaba, durante meses, el ciclo biológico de la coquina. Defendían sus vidas y defendían el medioambiente. Consiguieron tener los mismos derechos que los marineros y han abierto el camino a las que vienen detrás. Reivindican mantenerse alerta, unidas y que la lucha no se olvide. (Solo me sobra una cosa en esta cinta, el parecer del patrón. A mi entender, la opinión del patrón de la cofradía de pescadores de Cedeira no aporta nada ).

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Chica seria y responsable. David Macián (Producida por La mano invisible y Esperanto Producciones. Financiada por SOS Racismo Gipuzkoa) | 2019

Sin tiempo para su soledad elegida, sin intimidad e invisibilizadas. Mujeres migrantes trabajoras del hogar cuentan la experiencia vivida al llegar a este país. Se colectivizan para cuidarse y luchar unidas por sus derechos, buscando la dignidad, el reconocimiento y la valoración de su trabajo. Desde la juntanza reinvindican, evidenciando la situación de las empleadas del hogar, la marginación que supone el régimen especial y la vulnerabilidad de las trabajadoras internas y su explotación; en este sistema que devalúa los cuidados, los invisibiliza y precariza. Porque como reza el lema del colectivo Territorio Doméstico de Madrid: Sin nosotras no se mueve el mundo

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Mujeres del campo. Marta Solano (Burbuja Films) | 2019

Marta Solano narra las vidas de las últimas ganaderas de leche en Cantabria. El sonido. El olor. Las vacas. El tiempo. La tierra. La nieve. Todas las protagonistas forman parte de la Asociación de Mujeres Ganaderas de Cantabria. Trabajo duro que, Matilde y su prima María, relatan con amor y sonrisas. Cuando antes no había luz, ni gas, se alumbraban con velas y candiles y las burras transportaban la leche. Realidad desapercibida del mundo rural en este hermoso trabajo.

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Vitória. Ricardo Alves Jr. | 2020

Fábrica de tejidos en la zona rural de Minas Gerais, Brasil. Todas las trabajoras llevan auriculares aislantes de ruido. Escuchamos el sonido de las máquinas. Arranca como un documental que nos va acercando a la protagonista, Vitória. A partir de entonces, solo la vemos a ella. Vitória, el silencio, la sirena de la fábrica, el ruido de las máquinas al fondo cuando ella sale a fumar. Vitória busca a sus compañeras para reclamar mejoras laborales. Sin ellas la fábrica se para.

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Mujeres de la mina. Malena Bystrowicz y Loreley Unamuno | 2014

Cerro Rico de Potosí, el emblema del saqueo colonial, en Bolivia

Las mujeres no pueden entrar en la mina. Dan mala suerte. Y fuera de la mina les dejan los desmontes, que ya no tienen mineral, están prácticamente agotados.

Son las espigadoras, las palliris: mujeres que escogen los minerales extraidos de una mina; las personas que ejercen el oficio de acopiar, escoger y pulverizaer tocas residuales de la industria minera, con el afán de encontrar mineral.

Estas minas están llenas de viudas porque el polvo de sílice mata. Y las malditas, que no pueden entrar en la mina viven mucho más tiempo que los machos. Sonido: una guitarra parece improvisar en directo acompañando las imágenes, el comienzo es lento y está cargado de espacios de silencios prolongados. Cuando las mineras narradoras comienzan a hablar de la lucha suena algún instrumento percutivo y se suma la voz de una mujer cantando. La acción toma más ritmo, más velocidad, todo es más rápido. Domitila Barrios de Chungara, Lucía Armijo y Francisca González. La lucha de las mujeres mineras de Bolivia viene de lejos.

Bystrowicz y Unamuno llevaron su trabajo al penal jujeño, donde Milagro Sala (dirigente política, social e indígena argentina, de la Organización Barrial Túpac Amaru) está presa desde el 2016; Sala se sentó con las directoras y vieron comentando la película juntas. Este valioso y necesario documental ha recibido numerosos reconocimientos y premios. Fue galardonado en el Festival Internacional de Cine de las Alturas, organizado en San Salvador de Jujuy. Al recoger el galardón las directoras, aprovechando que estaba la sala repleta, pidieron la libertad de Milagro Sala.

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Mujeres empaquetadoras de tomates. Jen Dávila, Violeta Gil y Marga Lousa (Lagarta Comunicación) | 2014

Imágenes idílicas en blanco y negro y la voz del NO-DO (noticiero del régimen franquista que se proyectaba en los cines antes de las películas) : Las Evas canarias, con sus pañuelitos y sombrerones de paja y con sus manoplas de recolección van recogiendo los esfuerzos del hombre canario.

Lo que las trabajadoras relatan dista mucho de esta representación. La mayoría empezaron a trabajar de niñas, en condiciones de precariedad y exigüidad extremas. Sin contratos ni derechos. Y una vez más tomaron conciencia y lucharon duramente en la reinvindicación de la regularización de sus condiciones laborales. Comenzaron trabajando manualmente, rindiendo después a la máquina, quebrarían más tarde el silencio y se hermanaron en la huelga general.

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En todos los trabajos las protagonistas urden estrategias, construyen salidas y levantan fortalezas. Por todas partes hay señoras que siguen con la labor diaria de luchar por la dignidad de todas las formas de vida del planeta. Transfeministas aguafiestas incomodando, desintegrando y aniquilando los heteropatriarcados.

Porque es a través de la debilidad que la revolución actúa. (…) La valentía, como la violencia y el silencio, como la fuerza y el orden, son de vuestro lado. Paul B. Preciado, Parole de Queer

(«Una sola golondrina no hace verano», es una frase de Tatiana en Chica seria y responsable)

Anna Mezz. Bilbo, 2020ko Iraila

Chica seria y responsable: https://vimeo.com/274212484

Mujeres de la mina: https://vimeo.com/150176411

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