Texto y fotografías: Asun Requena Zaratiegui.
Revisión: Equipo TXT Lab
En los muros del recién estrenado Centro cultural de Tafalla, se encuentran las nuevas obras de Javier Villarreal. Invitado por el Colectivo Fotográfico “La Higuera” Villarreal afirmó en la inauguración estar encantado y agradecido a la vez, porque por lo general, suele ser al revés, es el artista el que reclama las salas. El nuevo espacio diáfano le sorprendió positivamente a la hora del montaje, al igual que la iluminación, a un metro y en el techo como en espacios museísticos. Su trabajo se articula tanto en paredes como fuera de ellas. En soporte bidimensional encontramos trabajos en chapa de metal, alterados o en estado puro. En gran formato nos muestra momentos, lugares e imágenes de `su cotidiano´, antiguas como una de las partes de sus obras, donde aparece, la también artista y compañera de vida, Ángela Moreno en su juventud. Otras veces utiliza imágenes de ciudades, o detalles, captadas por satélite. Estas imágenes son mezcladas con otras del propio artista. Motivos como “The Empire State Building” en New York o alguna fábrica de Chicago. Sin duda son materias que le motivan.
De todas las imágenes, la que más enseña de él, de su forma de ser y hacer, es el Empire State. Todo artista tiene o aspira a tener una representación de este edificio en su colección. Es un ´icono artistificable´, pues bien, todas las representaciones son de dentro, de fuera, desde la azotea, desde lejos, de cerca y de mil posturas más, pero el de Javier no es así.
Él lo mira desde abajo, a escala humana, desde atrás, mostrando en primer plano una balaustrada, y mirando en contrapicado la mole. Su escala de valores pictórica es otra, valorando o poniendo al mismo nivel otros materiales.
En su proceso creativo elimina o proporciona textura, unificando las representaciones figurativas y lineales con la abstracción más matérica. El punto de inflexión es una total delicadeza en estos puntos de junta. Del juego lúdico pero disciplinado en lo digital, y de los numerosos tratamientos a los que somete sus proyectos, nace el germen de sus obras, que después pasará a soporte y lidiará con el gran formato. A partir de ahí, lo someterá al tratamiento de tintas, que posiblemente sean de grabado, por la restricción lumínica de las misma, y por su supuesto, la elegancia en el resultado.
En un lado de la sala, a modo de altar, un libro muestra parte del proceso mediante dibujos y grabados. Se encuentra en una vitrina, donde se transforma ´lo sagrado´, aquello que importa y que si no se pide permiso, no llegamos a ver.
Hay obras colgadas, otras sobre cajas de madera, en las que se guardan fotografías, otras se encuentran colocadas en el centro a modo de bancos para descansar, y poder observar las obras. Desde allí se absorben los detalles mejor para poder hacer el recorrido, que te lleva desde las zonas más brillantes, descansando en los negros opacos, y a partir de ahí el recorrido te hace levantar del asiento para admirar los pequeños detalles en las zonas de inflexión matérica, y los escondites de las veladuras. La firma grafitera, por encima del tamaño, y en tiza.
Para los que hemos sido alumnos de él no nos cuesta entender su lenguaje a caballo entre las técnicas más antiguas como el grabado, y las contemporáneas como la infografía y procesos en técnicas fotográficas digitales actuales. Ya en los años 90, cuando tener un ordenador en una casa no era normal, e internet todavía no existía, lógico era una de las materias más novedosas de la Facultad en la UPV/EHU, en donde todavía imparte clases.
Nunca ha sido amigo de exponer sus obras durante su carrera.. Creo que está haciendo el esfuerzo, algo que hay que agradecer porque es una forma pedagógica de aprender.
Su obra ha sido mostrada en el visual Arts Museum of New York, Downey Museum of California, Indiana University Northwest (USA) y en Art International Fair, en Hasnzhou, China, además de exponer en la principales capitales españolas.
Para más información podéis visitar su web y blog:
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