Prácticas para en/un jardín mutante III: a propósito de un “planeta herido”

Este texto es la continuación de las entregas anteriores en las que esbozo, poco a poco, un mapa cultural a partir de una serie de metáforas con el campo de la biología. Por un lado, encuentro en los ecosistemas y su biota vegetal el estímulo para pensar el contexto cultural como un medio orgánico. Por otro, la escritura, como una práctica experimental, facilita el análisis de este vasto ámbito a través de analogías visuales sin la necesidad de recurrir a metodologías y/o herramientas cuantitativas que, a menudo, apenas representan una pequeña porción del mismo.

Esta mezcla entre la expedición y la escritura no pretende quedarse solamente en el nivel de la representación, sino que, primero se trata de trascender la idea de un “mapeo” al uso. En otro texto titulado “Contra-mapas. El imaginario cartográfico como acción”[1], reflexionaba sobre el uso original de los mismos, relacionados originalmente con el conocimiento de un territorio específico, y por ende, con su dominio. 

La intención de estas entregas radica, por tanto, en huir del enfoque del dominador, adoptando la perspectiva de los organismos integrados en el entorno para revelar las relaciones que distinguen, precisamente, un funcionamiento ecosistémico: un conjunto dinámico y cambiante cuyo encaje dentro del carácter estático de las cartografías habituales a menudo resulta complejo. De hecho, esta última idea traslada otra tesitura, y es que al imbuir el ecosistema cultural de la invariabilidad de los mapas (diversificando y clasificando sus elementos) también existe el riesgo de separar las múltiples conexiones imperceptibles establecidas entre sus muchos y diversos organismos.

Por lo que, una vez trascendido el mapa, el siguiente paso consiste en especular sobre prácticas posibles para una mejor preservación de este entorno. Esta casi inapreciable malla resulta trascendental en cuanto a la información que ofrece sobre las circunstancias que envuelven el ecosistema, actuando casi como un sismógrafo que advierte sobre el desequilibrio en el que se encuentra dicho hábitat: la merma de sus recursos, lo convierte en un entorno altamente individualizado y precarizado.

La pensadora Donna Haraway utiliza la expresión “planeta herido” [2] para referirse a las consecuencias del sistema capitalista sobre la Tierra. A partir de este paralelismo, el contexto artístico puede entenderse como un ecosistema “debilitado”, a consecuencia de la reproducción de este esquema económico que agota los nutrientes del suelo, y compromete la diversidad de formas culturales existentes y aún por venir. Aunque con el cambio de siglo se ha generado un nuevo paradigma productivo idóneo para la aparición de múltiples biotopos artísticos, adaptarse a las condiciones del medio para sobrevivir conlleva ajustarse a una serie de mecanismos previamente definidos que, en última instancia, provoca la pérdida de la biodiversidad.

Según Haraway, para sobrevivir en un planeta que acusa las secuelas del capitalismo, las diferentes especies que habitan la tierra deben “generar parentescos”. En este caso, las hibridaciones podrían resultar un modo a través del cual mitigar el debilitamiento producido por la predominancia de unas formas culturales que obstaculizan el desarrollo de otras. De este modo, las remezclas que propone Haraway apuntan a un tipo de prácticas colectivas para el fomento de relaciones que van más allá de la simple coexistencia.

Esta idea abre la puerta a la especulación sobre formas para una gestión de los recursos culturales más proporcionada para la supervivencia del ecosistema artístico contemporáneo.

 

[1] Sánchez Duro, Oihane, «Contra-mapas: el imaginario cartográfico como acción», en Contra Escritos Sobre Crítica & Contracultura (Bilbao: Popurrit, 2017), 117-26.

[2] N. de la A.: Donna Haraway utiliza la expresión de “planeta herido”, para referirse a las consecuencias producidas por el Cambio Climático. Lo toma del título de una conferencia de la antropóloga Anna Tsing, “Anthropocene: Arts of Living on a Damaged Planet”. Para más información, ver: Haraway, Donna J., Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno, trad. Torres, Helen (Bilbao: consonni, 2019).

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